Se es muy complicado a veces narrar los acontecimientos mas transparente de alguna vivencia, que marca signos de interrogación en cada suceso.
Daré el primer renombre a mis líneas, donde cada personaje es único y particular, sintiéndose así me otorgare la facilidad de manejar con comodidad y confianza lo que intento narrar y lo que aun no anuncio en mis renglones.
Una noche cualquiera, donde éramos alejadas de aquellos seres que poco o muchas veces se involucraban a diario en nuestras vidas, y alejadas en una ausencia deseada bajo un deseo propio.
Éramos cuatro, Carla que desde temprano sin medida tomo el auricular de un teléfono público cualquiera, y digito aun conciente de la situación y lo que se venía. ¡Alo!..
Conteste algo ida de la llamada. ¿Quién eres, pregunte? Soy yo carla me respondió, que haces, ven un rato al muy popular pantano city. Sin dudar, ni pensar en lo que mas tarde a plena madrugada sucediera me involucre en la sucesión de los futuros hechos.
Me dirigí directo a las afueras del pantano, cuando a una cuadra escuche el vozarrón de mi queridísima y estimada amiga de años, no era ni más ni menos, “carla Aparicio” ella una vez más.
Me detuve y brinde dos besos con mucha estima, una a ella y otra a una pequeña muy simpática que acompañaba en ese entonces a carlita.
Sin más seguimos la ruta, ya marcada al pantano, donde encontramos entre las rejas que limita el frontis de dicho lugar a la muy cordial señora erika. Que nos brindo con su presencia, siendo testigo y acompañante de unos vasos de cerveza que el sol y carla pedían a gritos.
Se dieron los primeros vasos en plena tarde con un sol acompañador, éramos carla y yo. Entre risas, charlas y recuerdos de aquí para allá. Kervi el estimado esposo de erika, siempre con la sonrisa de oreja a oreja, se sorprende por mi presencia a horas muy temprana y poco común, ya que suelo cruzar pasos a oscuras horas de la noche, donde la libertad y las puertas de mi querido negocio allá finalizado.
Ya el trago iba sumergiendo entre las venas profundas de Carla e Hilda, y entre aquel estimulo desmedido, a carla se le ocurrió invadir sin permiso parte del pantano, llevándome como cómplice a su humilde hogar donde observe detenidamente dos cajas de cerveza que no dude en sostenerla y llevarla directo al lugar de origen “pantano city”.
Pero carla no se conformaba con que su deseo de gozo sea llegar al clímax del alcohol, faltaba el ingrediente que estimule a la par una buena tarde, y más aun una larga jornada de complicidad de la noche.
A todas fuerzas de gran ánimo, íbamos directo aquel lugar que nos acogería hasta las últimas consecuencias, sin olvidar aquel mensaje tentador y escurridizo de nuestra tercera cómplice de la noche la señorita Ninoska, al menos se le dio el tiempo necesario para que pueda ella acumular energías, ya que carlita iba con fuerza.
El negocio aun no estaba cerrado y era tiempo de regresar ya que la mentira se iba perdiendo, sin entrar en detalles, los que vivieron conmigo este relato, están al tanto de aquella mentirillas que de vez en cuando suele uno ejercer, y los que no intenten ser creativos e involucrarse en mis renglones de una noche que aun no comienza…
Ya en casa, bajo la seriedad y a su vez tranquilidad de mi mamá, suenan los teléfonos, corro a ellos, érase mi gran estimado amigo de años Jesús, preguntándome a donde me dirigía hoy, sin dudar le dije; ya es tarde y tendré que dormir, no creo salir, algo no muy transparente en mi. Dije es semana santa y hay que reflexionar, mi queridísimo amigo no insistió ya será en otra oportunidad poder vernos cara a cara, entre aquellos temas de conversación, No recordé que aquel amigo mió sabia vagamente que soy agnóstica y que no era creíble lo que argumentaba. Sin más relleno me llego al bledo, minutos después bajo el sonido de melendi puesto en tono de mi celular, conteste una llamada de mi otro estimado amigos que compartí unos días antes un plato de salchipapa. “Era noche de preguntas”. Me dijo, que harás mas tarde, le conteste diciendo, andaba con unas amigas mas aun no tengo nada, me tentó como más de una oportunidad en otros tiempos, vamos a la discoteca aclamo, como es mi costumbre nunca le niego las salidas por el gran estima amical que nos hemos brindado, me dijo te devuelvo la llamada cuando estés lista, lo malo que la llamada sucedió a plena madrugada que aun falta mucho por narrar.
Era las 11:40 de la noche a escondida y con la fiel ayuda de mi renombrada hermana lizeth, me dirigí ruta al rumbo de la noche. Ya brillaba la presencia de la señorita ninoska que había descansado el tiempo apropiado para ponerse a la par con carlita, sin dejar de lado a la señora erika que ya sus ojos verdes iban tornándose de colores.
Unidas ya tres cómplices de la noche, comenzaron las limitaciones y el liderazgo de mujeres y el feminismo. Era sin duda nuestra noche, entre diversos temas no dejábamos de nombrar aquellos seres que sin mas ni menos estarían involucrados y destituidos de nuestro lado al menos con honor hasta cierto limite.
Fue una noche de realidades y transparencias, con aquel estimulo del alcohol era mas la claridad, donde la impotencias que se marcaba a escondida había llegado al extremo y aquella noche fue liberada.
No duro mucho en cruzar las rejas del pantano la señora Jenny, acompañada de su digno señor esposo conocido como el popular ”mocho”, que se quedo entre rejas por no tener pase alguno a dicha reunión, un hombre mas limitado a lo que seria nuestra libertad de la noche.
Un vació penetro mis líneas dejando una pausa en los hechos.
Después te tanto, retorne a los recuerdos, buenos tiempos aquellos dejados de lado, pero nunca es tarde para volver a comenzar.
Las grabaciones como testigo seria las huellas puestas en esos tiempos, donde entre risa y bailes nos íbamos apoderando del pantano city hasta la actualidad, el gozo aumentaba con el sonido de la música brindada y los bailes desordenados de los clientes ubicados a las afueras de dicho local.
Con poca memoria de aquel día puedo nombrar al señor bethuel, que dio su entrada triunfal muy bien acompañado, como es de costumbre bajo la visión de aquellos que lo conocen, jamás se podría afirmar una soledad. Mis ojos ese día alumbraron más que nunca la claridad de mi vida, ¿donde estaba? ¿Que buscaba? y hacia donde me dirigía, Una noche de mucho que aprender y entender, pero sobre todo me ayudo a conducir lo ya manejado.
El alimento fiel que embriago esa noche a mas de uno y porque no decirlo caí yo en la misma tentación de aquel instante, que me inclino a la perdida de mis líneas, pudiendo rescatar migajas, dejando de lado muchos datos esperando ser recordado con el pasar de mis días…
Sin dudar lo volvería recordar, solo faltaría la llamada, el sol, la música, la noche que alumbraba en su lugar al dichoso pantano city una vez más para concretar un final.