sábado, 23 de junio de 2012

Gritando al Cielo...

Grita al cielo! que escupirá el mismo sabor de la satisfacción mezquina, golpea bajo y retrocederás mil veces buscando consuelo. Negaste mi creencia por lo dicho, por lo admirado en segundos, no caí en la debilidad rutinaria ni en la saciedad pasajera poco relevante, peca buscando las grandes olas y encontraras los pasos sumatorios de la vida.
Fue equivoco tal descripción muy divergente ante mi mirada, la inusual masticación detalló los hechos minúsculos del transeúnte de ojos y parpados caídos, de sombrero bunburyano sin serlo ni parecerlo.
Incapaz tropiezo de la vida, que inca y lastima el rocío teatral de la vida, aquella letra redentora de momento, ahí miramos al mismo abismo de tormenta conjunta de supervivencia terrenal.
Réstale ahora el suspiro a lo incognito de la verdad, y del corazón ajeno, frágil como el paso ligero de la mujer solitaria buscando ansias loca de vivir.
Tal necesidad incapaz de perseguir, pero propicio entre diversas escalas entre esquirlas de recuerdos.
La miel dejo de engalanar la sencilla brújula de la distancia, niega la transparencia gritando la ausencia con la meditación buscada de un loco porvenir.
Nacer para ello es creer mil y una noches al ritmo de cheresada, y su mundana percepción absoluta de la vida.
Hilda García Herrera…

Carricito Colorado...

Miente carricito colorado, que no he preguntado ni lo entendido, No corrí por falta de suelas, ni sentí algún latido.


El ombligo regional de lo previsto ha venido, y mi lengua se ha mordido, si ha sangrado he corrido. Me olvidé lo observado, mis lentecitos habladores han callado. Fue la puntita azul, que pinto mis ojitos de celeste carrusel, al borde del pincel.

El culpable ha sido él. Pobre carricito colorado sin mentir ha hablado…